Enfermedades

Fibromialgia, Encefalomielitis Miálgica/Síndrome de Fatiga Crónica y Sensibilidad Química Múltiple, son enfermedades  de causas desconocidas y sin un tratamiento eficaz, siempre han sido puestas en duda dada la poca información e investigación al respecto, además de ponerse en duda también su carácter orgánico

FIBROMIALGIA

La fibromialgia es una enfermedad reconocida por la OMS en 1992. Es una patología caracterizada por un dolor constante generalizado, en músculos articulaciones y tendones, acompañada de fatiga, alteraciones del sueño y rigidez matutina.

Los síntomas más comunes, aunque no aparecen en todos los casos, son:

  • Contracturas musculares.
  • Dolor de cabeza y migraña.
  • Alteración de la articulación temporomandibular y bruxismo.
  • Fatiga mental o “fibroniebla”.
  • Problemas de concentración y memoria.
  • Alteración en la regulación de la temperatura corporal.
  • Parestesias (hormigueo, pinchazos o entumecimiento).
  • Problemas digestivos (colon irritable y permeabilidad intestinal).
  • Hipersensibilidad al frío/calor.
  • Hipersensibilidad al sonido, la luz y el olfato.
  • Hipersensibilidad al contacto físico.
  • Dificultad para deglutir.
  • Disfunción sexual.
  • Problemas visuales (visión borrosa, ojo seco, dificultad para enfocar)
  • Intolerancias químicas, farmacológicas y alimentarias.

Fue reconocida por la Organización Mundial de la Salud en el año 1992, pero al no existir todavía una prueba diagnóstica específica y no hallarse anormalidades en los análisis y pruebas convencionales, se presenta como una enfermedad invisible.

Su origen radica en un mal funcionamiento de los sistemas nervioso, inmunológico y endocrino, y tiene un fuerte componente bio-psico-social. Los estudios más recientes apuntan a que puede existir una predisposición genética.

Su detonante puede ser un accidente de coche, o traumatismo grave, una cirugía, ciertas infecciones, o sufrir estrés elevado durante un largo periodo de tiempo. Afecta aproximadamente a un 2,5% de la población general, pero con predominio en mujeres (más del 90%).

Puede aparecer a cualquier edad, desde la infancia hasta la ancianidad, pero el rango de edad en el que más se diagnostica es entre los 25 y 60 años. Todavía no hay un tratamiento eficaz.

ENCEFALOMIELITIS MIÁLGICA

Fue reconocida por la OMS como enfermedad en el año 1969. Es una enfermedad crónica e invalidante, caracterizada por fatiga física y mental, que no se alivia con descanso.

Afecta al sistema inmunitario, neurológico, cardiovascular y endocrino, de un 0,5% de la población mundial, siendo en su mayoría personas de 29 a 35 años; el 90% son mujeres.

Las personas diagnosticadas no pueden realizar sus actividades habituales y presentan una fatiga profunda que no se alivia con el descanso.

Una característica distintiva es el malestar postesfuerzo, es decir, empeoramiento de los síntomas después de la actividad física o mental. Otros síntomas incluyen sueño no reparador, mareos, problemas para concentrarse, deterioro de la memoria y dolor.

Se trata de una disfunción del sistema nervioso inmunológico y de los mecanismos de producción energética celular.

Se desconoce la causa que la produce, si bien se relaciona con infecciones virales o con los daños ocasionados por el estrés oxidativo o psicológico, pero no se sabe si estos son la causa o el efecto. Puede iniciarse de forma repentina, por ejemplo, una gripe que nunca llega a curarse y numerosos síntomas, o de carácter lento que se agrava con el tiempo.

Entre los síntomas, destacan la fatiga crónica que no se debe a esfuerzos recientes y que no mejora con reposo, y el malestar después de un esfuerzo o incluso tras tareas sencillas.

Con cierta frecuencia también se observan trastornos cognitivos (falta de concentración, de memoria y dificultad variable para la comprensión lectora o cálculo matemático), intolerancia ortostática, es decir, la sensación de mareo, náuseas, vértigo, o aumento de los latidos del corazón al ponerse de pie después de haber estado la persona sentada; dolor de garganta producido al tragar, adenopatías axilares o cervicales dolorosas y sueño no reparador. En consecuencia, la gravedad es variable, diferenciando diferentes grados (leve, moderado y grave) llegando a ser invalidante cuando se presentan muchos síntomas, puesto que pueden debilitar a quienes la padecen durante largos periodos.

El síntoma diferenciador entre estas enfermedades es el dolor crónico y difuso, en el caso de la fibromialgia, y la fatiga que no cede con el descanso, en la encefalomielitis miálgica. Otra diferencia es la respuesta al ejercicio. Una persona afectada de fibromialgia tolera mejor el ejercicio, sobre todo cuando se trata de ejercicio aeróbico suave; en cambio, la actividad realizada por una persona con encefalomielitis miálgica requiere la intercalación de numerosos momentos de descanso entre ejercicio y ejercicio, y una progresión más suave.

Cabe destacar que hasta un 70% de los pacientes con SFC cumplen también los criterios de diagnóstico de la FM. Sin embargo, en el caso contrario, la incidencia es considerablemente inferior. Padecer ambas enfermedades entraña dificultades añadidas, pues diferentes situaciones pueden requerir distintos abordajes de ejercicio. Por ejemplo, podrían interferir puntualmente la demanda de movimiento por parte de tu cuerpo debida a los dolores y la rigidez que te causa la FM, con el reposo que en ese momento te pida tu cuerpo por tu padecimiento de SFC. Debe ser el médico y/o fisioterapeuta, los más indicados para aconsejar qué hacer en cada momento.

Tanto en la fibromialgia como en la encefalomielitis miálgica no existe un tratamiento eficaz, por ello es muy importante la inversión en investigación.

SENSIBILIDAD QUÍMICA MÚLTIPLE

Se trata de un trastorno adquirido, crónico y caracterizado por la aparición de síntomas recurrentes como respuesta a la exposición a compuestos químicos en concentraciones que no son tóxicas para la población general.

Se caracteriza por una gran variedad de síntomas debilitantes, inducidos por sustancias químicas ambientales a dosis muy inferiores a las que suelen ser perjudiciales para la mayoría de las personas. Afectan a distintos sistemas orgánicos, pueden producir:

  • Problemas gastrointestinales.
  • Espasmos musculares.
  • Irritación de garganta y ronquera.
  • Molestias nasales (picor, escozor, sequedad, estornudos).
  • Visión doble.
  • Entumecimiento.
  • Parestesias.
  • Cefalea.
  • Boca seca.
  • Tos seca, picor o mucosidad de garganta.
  • Afonía.
  • Molestias oculares (picor, lagrimeo, irritación, visión borrosa).
  • Náuseas.
  • Vómitos.
  • Dolor abdominal.
  • Mareo, vértigo o inestabilidad.
  • Alergias, picores y problemas dermatológicos.
  • Sensibilidad visual y auditiva.

Normalmente los elementos que provocan estos trastornos son productos de limpieza, productos para el cuidado personal, pesticidas o perfumes, incluso algunas sustancias presentes en los alimentos, por ejemplo, los fungicidas.

Su diagnóstico no es fácil ya que no existen marcadores biológicos específicos. Por tanto, se recurre a la coincidencia de los siguientes hechos: presentación crónica (más de 6 meses), los síntomas se reproducen con la exposición repetida y los síntomas cuando se evita la exposición al contaminante.

Su diagnóstico se basa en criterios clínicos. Aparte de la prevención en la exposición no se dispone de tratamiento específico, se asocia con la encefalomielitis miálgica/SFC y la fibromialgia, las tres están consideradas enfermedades de sensibilización central, incluso hay pacientes que sufren una superposición de estas patologías.